JM.Enríquez

Si me vas a querer.

Si me vas a querer

Si me vas a querer, no me ocultes.

Si me vas a querer, no me lastimes.

Si me vas a querer, no me encierres en una jaula de cristal, que no transpire.

Si me vas a querer, que no te nublen los celos ni mi piel cuando me mires.

Si me vas a querer, que no te lleven los demonios a marcar mi cara, mis brazos, con moretones rojos, que de rojo solo quiero los labios para lucirme.

Si me vas a querer, no profanes mi cuerpo que no es templo de peregrinaciones.

Si me vas a querer, respétame que yo haré lo mismo cuando tú no estés.

Si me vas a querer, bésame, como cuando y donde quieras sentirme.

Si me vas a querer, deja la puerta abierta, que entre el aire, que me ventile, llenándome de aromas nuevos que guardare para cuando regreses y huelas a limpio cada rincón de mi cuerpo. Que vibre con tus labios, recorriendo mi piel, con el deseo de los amantes dándose, tomándose... libres.

Si me vas a querer, no me temas, tan solo acaríciame...

Si me vas a querer, no me ates, que las cadenas pesan y dejan huellas que no se borran con perdones, ni disculpas, ni regalos, ni flores ni bombones de diversos sabores, tan amargos como tus golpes, tan dulces como mis besos cuando el amor expresaban sin el miedo con el que ahora tiemblan al verte.

Si me vas a querer,  dime que te molesta que yo también te lo diré, para mejorar lo nuestro, lo que nos une y no dañarnos en donde nos duele.

Si me vas a querer, no me anules, que yo soy mujer y no una marioneta a tus pies.

Si me vas a querer, no me insultes que las palabras duelen y no tengo tiritas ni cremas que las oculten.

Si me vas a querer, ríete conmigo una y otra vez, hasta llorar si nos apetece.

Si me vas a querer, déjate, déjate que te quiera o déjame.

Si me vas a querer, solo quiéreme, que lo bueno venga después.

Si me vas a querer, quiéreme, cógete de mi mano, hagamos locuras que contemos entre risas que sequen las lágrimas por reírnos y no por dañarnos, sin saber muy bien porque.

Podemos, «si quieres» empezar por caminar al revés.

Si me vas a querer, déjame quererte y no me odies, con esos ojos encendidos que no te dejan verme.

Si me vas a querer, quiéreme, no me humilles callándome. Que mi voz despierte tus sentidos al recordarme y no sea el motivo de tus castigos al escucharme.

Si me vas a querer, ya verás que bonito será cuándo el tiempo nos pinte de canas y marque nuestra piel.

Si me vas a querer, no me quites la luz, que yo soy flor, que cada día luce su cara al sol, y florece.

Si me vas a querer, acaríciame y no me golpees como un látigo que deja marcas en mi piel.

Si me vas a querer, mírame como soy, no como tú desees que sea. La princesa de tu cuento en un castillo sin almenas ni ventanas, encerrada esperando a que su señor regresé.

Si me vas a querer, deja la puerta abierta, que el aire respire y limpie nuestras paredes.

Que el amor no daña, ni los celos encarcelan, si se perdona con besos y las manos se usan, para dar caricias y abrazos cuando nos perdemos en las sombras de la noche, ocultos entre nuestros brazos, amarrándose a nuestros sueños, esperanzas y desencantos. Que yo solo soy una más, en un universo lleno de planetas y estrellas, que nacen para ser contempladas por que son bellas.

Si me vas a querer, quiéreme...será bonito quererte si me tratas como una reina y no como a la cenicienta de tu cuento en tu cabeza. Que yo no quiero ser señora de su señor. Tan solo quiero que juegues conmigo, te diviertas y rías susurrándome al oído, compartiéndolo todo y sintiendo como dos adolescente, las mismas ganas por vernos, por comer-nos a besos y recorrer nuestros cuerpos, descubriendo rincones en donde nuestras manos vuelen como palomas libres meciéndose al viento.

Si me vas a querer, no me culpes de tus desvaríos, que yo solo tengo la culpa, de haberte querido.

Si me vas a querer, no uses la palabra te quiero, pues no se lastima ni se daña lo querido, tan solo se rompe y golpea lo despreciado lo que no es sentido.

Si me vas a querer, ámame, que para que me quieran, me sobran miradas y gentes. Que yo solo quiero, quererte, no ya que me quieras, y ese es mi pecado, mi sufrimiento y mi pena cuando tus manos me golpean.

Si me vas a querer.

¡Quiéreme! Ó sigue tu camino, que yo sin ti...sin ti..., vivo. Aunque se me arrugue mi alma y me tape la cara de vergüenza, porque no dejo de quererte. Porque se me hace imposible aceptar lo que ahora veo que realmente eres.

Si me vas a querer, quiéreme...