Lechuza o Paula la Loca

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Ya no tengo que llorar a mis muertos,

ni hacer duelos solitarios, 

ni inventar tardes rotas,

lamentando a los mal idos. 

 

Ya no hace falta llorar hondo,

ni romperse las venas

por la sangre hedionda

putrefacta de dolores.

 

Ya se han ido los que se fueron

y las calles frías ya son mías, 

la piel mojada ya no duele, 

la noche es silenciosa y tranquila, -al fin-.