Tú eres para mí dulce y bondadosa
con holgura complaces mi carencia,
tú la flor más hermosa
del verde jardín, la inherente esencia,
plena de néctar y miel amorosa
crea en mí dependencia
y me ampara de los males de antaño,
sutura heridas, elimina el daño.
Gracias por establecer la armonía
que en equilibrio admite caminar,
zozobra la apatía
ante tu delicadeza al curar
el amargo dolor, que me abatía
en silencio al andar,
gracias por ser bálsamo y el vendaje
para cortes y golpes en el viaje.
Gracias por ser el fuerte eslabón de oro
que une la cadena de mi existencia,
lo que quiero y adoro
y al momento de perder la paciencia
en la vera del camino, el tesoro
con su luminiscencia,
gracias por venir y aceptar amarte
por estar siempre conmigo y quedarte.