Edel Vicente González Pérez

Gracias. Madrigal

 

Tú eres para mí dulce y bondadosa

con holgura complaces mi carencia,

tú la flor más hermosa

del verde jardín, la inherente esencia,

plena de néctar y miel amorosa

crea en mí dependencia

y me ampara de los males de antaño,

sutura heridas, elimina el daño.

 

Gracias por establecer la armonía

que en equilibrio admite caminar,

zozobra la apatía

ante tu delicadeza al curar

el amargo dolor, que me abatía

en silencio al andar,

gracias por ser bálsamo y el vendaje

para cortes y golpes en el viaje.

 

Gracias por ser el fuerte eslabón de oro

que une la cadena de mi existencia,

lo que quiero y adoro

y al momento de perder la paciencia

en la vera del camino, el tesoro

con su luminiscencia,

gracias por venir y aceptar amarte

por estar siempre conmigo y quedarte.