Miguel Feria

Adiós,abrazo

 

 

Se fue el abrazo.

Así,

de repente.

Como si nunca hubiera sido,

cálido,

firme,

sentido.

Se fue intrigado.

¿ Qué ha pasado?

Preguntó al viento

Reclamó mil veces

¿ Qué ha sucedido?

 

Caminó las calles,

hurgó tras las esquinas,

en lúgubres zaguanes

y tras las cancelas.

Se aventuró a caminos,

bosques,

playas

y hasta  trepó montañas

y  bajó barrancos.

Suplicó allí ,

donde había vivido

o donde antes era requerido.

 

Pero fue inútil.

Su fuerza pasada

había huido,

sin querer,

sin dejarse notar

Y sin su permiso.

Y se fue con pena,

con el alma arrancada,

con los ojos tristes,

con la mirada perdida,

como sin rumbo,

como sin tino.

 

 

Y preguntó.

A la brisa de la tarde

y a la bruma ondulante de la montaña

y a todas las tibias mareas

y a las huellas de ida y vuelta del camino

y al viento sonoro del barranco

y hasta al sol huidizo del ocaso.

y allí donde fue querido.

 

Se fue el abrazo

y partió hacia el norte,

donde fue uno más

entre las caras de cera,

de labios mortecinos.

Y allí enfrió su corazón

para no sufrir,

y calló,

para no preguntar

de quién fue la culpa

¿ por qué este destino?