Sta Amelie

Madrugada.

En compañía de un café y un cigarro en las madrugadas es la perfecta excusa para hondar en uno mismo.
Saborear cada trago amargo del café y cada pitada seca del tabaco y relacionarlo con la vida. Pensar en uno mismo y no querer esquivar las consecuencias que esto trae consigo.
Ponerte en lo alto y respirar.
La cuchara revolviendo la taza, una perfecta melodía dramática y romántica que te acompaña.
El fresco del aire que acomoda los pensamientos.
El humo de tabaco como una neblina tenue y misteriosa.

Ver la taza vacía y el tabaco ya terminado es volver a la triste realidad del fin.