Versatus

Desechos

Desperté varada en la última calle con vista hacia el mar

ese mar ahora se abría al vacío, fluorescente, engañoso, azul... 

aún yacen cimientos destruídos en mi recuerdo

un vacío que era una ventana,

una ventana como túnel que desemboca en el húmedo pantano

pantano y hielo que yacen en el silencio 

el panorama se petrífica, se hace un ambiente negro de violencia contenida;

habían pasado horas desde que el mar se hizo placenta fosforescente,

estrellando las últimas casas como rompeolas...

el llanto y lo que se pierde después de un corto sueño

después de una corta visita, estábamos nuevamente en el despertar,

con el alba blanca metida como mugre en el ojo,

una coartada noche como mariposa nocturna ahogándose en las pupilas,

y la sangre por mi nariz,

el maldito dolor de cabeza,

ese yodo impregnándolo todo,

el aroma de casa ajena y algodón a piltrafa

pero una mentira, una tripulación de sombras toman recorrido

en la mañana del pueblo fetichista y escondido

habíamos olvidado las palabras mágicas en el miedo

¿Silencio, cuerpos, amor?

la visión se volvió un torbellino pálido,

un claustro de cuerpos y soledad.

Te recostaste sobre mi y yo miré hacia un lado del arroyo

buscando desechar mi pensamiento acuciante 

Porque iba por los oscuros senderos de mi pasado

palpándo el mismo terreno que causó tanto daño

Ya las lágrimas no emanaban como fuentes

Luego mis pensamientos transmutaron y fueron prados

que regaba con aguas ventrales, azufrosas 

pero crecía el pastizal y brillaba el verde proliferando en la sombra

todo lo que traía en mente ya se pintaba y despintaba 

mis labios quedaron a merced sujetos a los suyos

el eco del túnel se acrecentó en mi interior

todo lo que pensaba crecía entre sus ojos 

mientras se hacia palpable por entre los hoyos del pantalón 

partenogénesis de alquitrán 

todo lo que pensaba crecía ante sus ojos,

magro, diáfano, puber 

sudoroso, cálido,  y turbado por mi

el lugar seguía creciendo cuanto más su lengua derretía

chorreando los bajos fondos del alma,

impura y santa núbil mariposa de carne transparente,

así avancé por un camino que se hinchaba bajo mi mirada

en seguida todo se multiplicaba por ese único deseo,

soñaba el estrecho corredor de las calles,

o nuestros cuerpos abrasados efectuándose el fuego,

todo proliferante, falso, una burbuja de sangre 

un círculo de ceniza, 

una inconmensurable extensión de humo,

de pura imaginación.