Jota Terre

Nuestro Barquito

El barquito de papel

que tú me regalaste

recuerda que soy yo,

y que en él, vas tú.

 

 

Soy su único navegante y marinero

- o por lo menos así lo decidí

  desde que tú me nombraste su capitán -

y tú eres su única pasajera e invitada

- o por lo menos así lo decidiste

  desde que te nombré su camarada tripulante. -

 

 

Y aunque puedes hacer

uno y mil barquitos

ninguno navegará en nuestro mar

ninguno sabe cómo se timonea,

ni dónde está proa o popa.

 

 

Y aunque te inviten

a navegar en lanchas ultralivianas.

o en botes bimotor fuera de borda,

y por qué no hasta en yates hiperlumínicos,

tan sólo darás vueltas en derredor

de una gran bajamar.

 

 

 

Pero para que inicies rumbos

por una nueva pleamar,

tendrías que bajar de este barco,

que es tuyo, que soy yo;

y no sólo eso, tendrías que pensar

que será un acorazado de metal

el que te haga prisionera.

 

 

Nuestro barquito siendo de papel

resiste cualquier afrenta de monstruos submarinos

es inmune al fuego de mil destructores nucleares

está reforzado contra verbosidades de contraadmirantes

es invisible ante la zozobradora  mirada del pirata traidor,

y no admite viejos lobos de mar ni sirenas como invitados.

 

 

Nuestro barquito de papel, siendo así de frágil,

sólo ha echado anclas,

sólo encalló en tu puerto - que soy yo -

sólo se detuvo en mi puerto - que eres tú -

y de ambos depende que de allí jamás zarpe,

o por lo menos sólo zarpe hasta el final...

 

 

No voy a quemar el barco,

pero por ahora no pienso ni necesito

bajarme a buscar una fragata

ni invitar sirenitas en remojo...