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En el día más hermoso de tu vida…

Un suspiro canceló su desenlace,

de su inmóvil realidad me abrace nerviosamente.

Mi mirada se perdió en tu lejanía,

y los ojos descargaron su impotencia.

Los arpegios de mi voz se estremecieron,

las palabras se asfixiaron en la espera.

Las caricias suspendieron su dulzura.

Respirar se volvía una odisea.

La distancia expandiéndose de a poco,

mi ansiedad te buscó en el infinito…

inmensamente dilatado…

cada día …

desde el aura mañanero...

por la tarde solariega…

a la sombra desvelada en madrugada.

Tu camino me acercó a mis adentros,

descubrí mi corazón desconsolado…

apostado a la luz del farol de tus afectos…

contemplando nuestra fábula encantada.

Fue tu amor la plenitud,

el más sublime reconcomio.

Fue mi amor por tu amor indefinible,

superó los dolores más amargos,

los silencios más temibles,

los espacios sin matices ni emociones.

Con tu luz florecieron mis anhelos…

y tu risa delicada revivió mi desencanto.

Y tu ausencia se hizo amiga del consuelo,

me arrimó a los pálpitos de tu alma…

y los ojos nos brillaban de contento.

Fue más grande nuestro noble sentimiento,

se hizo inmenso…

invulnerable a este viaje incomprensible.

Fue un día como hoy que comenzó nuestra leyenda,

fue un sábado radiante,

tu llegaste como llegan los milagros.,

En tus ojos me mire profundamente…

y lloré de emoción por tu mirada de pureza.

La dulzura de tu ser me conquistó…

me hizo débil,

y me sentía vulnerable a tus encantos.

Entendí que no era inmune a la ternura.

Tu bondad me cautivó muy fácilmente,

me deje robar el corazón sin resistirme,

y te entregue mi insondable hálito de vida.

Mis sentidos se rindieron al instante…

desde entonces tu eres todo para mi… hijita mía.

Hoy,

en el día más hermoso de tu vida…

y de la mía,

te regalo mi cariño que apacigüe tus temores,

los besitos que consuelan tus dilemas…

y también mis miradas…

que ahora admiran tu hermosura.

Te regalo el corazón hijita mía…

es quizá lo más preciado que podría entregarte.

Te regalo una sonrisa…

y una lágrima de amor inmortal y cristalina…

y te prometo estar aquí…

cada día…

cada noche…

junto al alba,

esperando tu llegada en cada luna.