Alfredo Saez

-Y siempre huyen.-

 

 

El poeta murió…tan joven!

que los sensibles sauces lloraron

y sus dolientes lacrimales mojaron

 las fúnebres notas de Beethoven.

 

Subió  difunto al jardín de los cielos

donde aguardaban celestes sus rimas

las  elíseas danzarinas de las Ánimas

flotando al luto  vaporoso de sus velos.

 

Refractaria miraba la Muerte egoísta

el  lírico adiós del canto inconcluso

cuando faltaban aún  sones de uso

en los éxtasis del donoso panteísta.

 

¿Dónde estarán los versos que no fueron?

 ...encantos clausurados…

...sentimientos abortados…

 ¡ en manos malditas, siempre huyeron!