Los Antiguos - El inventor del mal
Ya eche algunas sombras,
Pero hay otras que no se quieren ir,
Lucho con este envase
Y un corazón que se sale por seguir.
Hoy la triste y oscura sangre se acumula nuevamente.
En las sepultadas sombras de tus agónicos latidos,
en las grises raíces malditas de tus vagos sentidos,
en las estúpidas horas en que tus sueños son destruidos,
en las noches que tu inútil vida combate sus delirios.
En los trazos desafiantes de tu libre suerte destino,
en los días que la muerte tristemente juega contigo,
en los tajos gangrenantes de un triste filoso cuchillo,
en los sueños sangrantes de tu frágil sueño ya derruido.
En la resfriante inhalación de estos viles aires vencidos,
en la crepitante exhalación de pulmones corroídos,
en la inconsciente respiración de aquella vida en peligro,
en la repugnante voz que tus entrañas hoy han construido.
En el delirante susurro de visiones que he tenido,
en el agonizante aliento de las musas que he perdido,
en el punzante murmullo en que hoy solitario te has dormido,
en el detonante grito, que nos escupe lo prohibido.