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La estrella enamorada...

La estrella enamorada...

 

En una noche serena

y con el cielo poblado

de mil millares de estrellas,

he quedado obnubilado.

 

Puesto que una resurgió

entre tanta inmensidad,

y aunque no crean... me habló

con su dulce titilar.

 

Dijo estar enamorada

de un amor que era imposible,

y por ello se ocultaba

de manera indivisible!

 

Comenzando su relato

al que atento yo escuchaba,

previamente tras un pacto

de a él no contarle nada.

 

Con su voz entristecida

lejos de todas, me hablaba,

dejando entrever la herida

tan profunda de su alma.

 

Quiso el destino... acotó,

que ésta noche te encontrara,

para aliviar mi dolor

descargándome en palabras.

 

Porque me encuentro muy sola

pese a estar acompañada,

y terribles son mis horas

y muy triste mi esperanza...

 

De que su luz deposite

ese amor que tanto amara,

sobre éste cuerpo que gime

con el silencio que clama...

 

Por aquel que me enloquece.

Por quién siempre me desvelo.

Lo conoces... es quién siempre

asoma y da luz primero!

 

Es esbelto... es imponente!

Es mi sueño en éste cielo.

Su brillo es el más potente

y tú lo llamas... Lucero!

 

Hace tanto, tanto tiempo

que por él estoy muriendo,

que mi vida es cual infierno

y mi andar es sufrimiento.

 

Muy en silencio escuchaba

mirándola fijamente

y mientras me preguntaba

el porqué de no atreverse...

 

A decirle que lo amaba...

Qué podría de perder?...

Por lo menos lo intentaba

pudiendo así esclarecer...

 

Esa intriga que alojada

dentro de todo su Ser,

tanto y mas la perturbaba

por querer y no saber!

 

Detente por un instante,

escúchame por favor,

aflora de ti el coraje

ve hacia él y díselo!

 

Pon tus cartas en la mesa

ábrele tu corazón,

es mejor que así lo sepa

y tal vez diciéndolo...

 

Quién te dice sea el comienzo

de una hermosa relación,

de otra forma por lo menos,

te jugaste por amor!

 

Proseguí por largo rato

exponiendo mi sentir.

Les cuento... dio resultado,

puesto que anoche viví...

 

La experiencia más gloriosa

que me pudo suceder,

vi a sus luces entre todas

queriéndome agradecer...

 

Porque fueron mis palabras

las que por fin los unió,

y hoy están entremezcladas

y su brillo es el mejor!

 

Aprendamos de esa estrella

que por amor se jugó,

dejando por moraleja

y a modo de explicación...

 

Que hay que atreverse en la vida

pese a todo lo que cueste

y no dejar escondidas

inquietudes que molesten...

 

O que nos causen tormentos,

tristezas o incertidumbre,

porque los años cual viento

pasan veloz por costumbre.

 

Y aquí culmina ésta historia

de la estrella y el lucero,

guárdalo tú en la memoria

y aplica en tu vida ello.

 

Para que nunca jamás

pierdas sueños por la intriga,

de no saber por no hablar...

Juégate... no hay otra vida!

 

 

Luis A. Prieto

miércoles 31 de octubre de 2007

03:06 hs.

Bs. As.

Arg.