Lucas Gress

Hoy no

Hoy no. Hoy no puedo, no tengo ganas. No quiero formar parte del mismo juego. Como todos los días no quiero pretender que me trago todos los engaños. Prefiero, si así me lo conceden, perder el tiempo en mi cama, permanecer con los ojos cerrados y los oídos sordos. Mañana quizá. Mañana es otro día, otra respuesta para mi alma, y quizás como todos los demás días me queden algunos fragmentos de esperanza y pueda derramar la mortal sonrisa que a menudo vomito a las personas cuando las saludo, “cuando soy yo mismo”, cuando siento ánimos de pretender lo que hoy no me atrevo, no quiero, de lo que no me quedan ganas. Por eso, ¡por eso te pido que hoy no!, ¡te lo suplico! Hoy no me avientes a ese laberinto de huesos, culebras y manchas. Prefiero el silencio, la oscuridad, el traqueteo del reloj de esta sala, esta sala abandonada, muladar de recuerdos, de ilusiones muertas, de abominaciones jamás contadas; porque hoy no puedo, no me quedan fuerzas, ni una esperanza.

Espérame hasta mañana. Te prometo vivir completo, ir al tiro sin renegar del duelo. Contagiar mi sonrisa ebria, tosca, a todas esas sombras, ese montón de huesos; empaparme de mentiras, simular que estoy despierto, contar a todos el mismo cuento y decirle a este desánimo hoy no, hoy te callas.

Pero hoy dame un tiempo para pensar en silencio, para dejar que mi espíritu vagabundo, insurrecto, derrame todas estas lágrimas; que se quede quieto, traspirando únicamente el vapor anestésico de la soledad; que se prive en la imaginación de una infancia olvidada, que vuelva a sentirse libre de imaginarse en un mundo menos falso, menos plástico, menos manejado por el caudal de las buenas intenciones y el a ver si sale; el hay se va y el a ver cómo; el quien quita y el si Dios quiere; el yo pienso, el yo opino el yo creo, anegados a ese hilo de egocentrismo, mediocridad y bufonada. ¡Es agotador!; por eso dame un respiro Y te prometo mañana levantarme sin chistar, vociferar nada, creerme todos los cuentos y sólo reírme a carcajadas.