Sé que existo pero no vivo; y me escurro en una idea, me escurro en la idea de alguien que me escucha pero no entiende lo que digo , pero me mira y trata, trata de entender, de entenderme; trata de entender algo de lo que le permito, pero no permito nada y volvemos al inicio, a cuando éramos nada, nada en el tiempo y el espacio.
Escucho ésa voz que no explica cómo existe aquí,
tan sola,
tan vaga y el eco, pero lo único que escucho es el penetrante eco de una voz que escucho pero no entiendo y me es intensa, pero suave, suave como cantos de ángeles que existen en mi mente y te representan y te sienten pero en verdad no te conocen.
¿Existes aún? ¿Después de mí, sin mí tú existes, amor mío? para lo que queda de mí después de todo, después de ti, de tus labios, después de estas botellas vacias que pateo en la soledad, y los amigos vagos y mi cuerpo sin el tuyo, y el tuyo con los besos, con el daño que aveces sospecho pero que nunca te haré.
Tu reflejo, tu suspiro en el aire y una idea, ésa idea de no separarnos nunca surge, y te amo; nos amamos y somos la luz y sombra de alguien que en eco perduró.