Luis de Yeliang

Eternidad

Mi amor, no somos eternos

eterna la lluvia que a nuestras almas empapa

eternos los miedos por encontrarnos de pronto desvalidos

solitarios y sin alas

 

Somos apenas un segundo de amor verdadero

la chispa fugaz de la alegría encarnada

nos movemos como lo hacen las más disolutas miradas

anhelando el encuentro

 

Cariño, no somos eternos

porque no somos montañas

pero somos reales

como la oscura noche, como la tranquila mañana

como la música diáfana

que invade a nuestros cuerpos

justo después de morir un instante

y reposar en la nada...