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AL FINAL DE LOS DÍAS
Si al final de los días
talaran con un hacha nuestros cuerpos
leerían en las vetas de la carne
la historia de nuestra travesía,
como anillos de árboles
que relatan temporadas de lluvia y de sequía,
porque somos como un mapa de autopistas
bacheadas con alquitrán de tardes grises.
Cuando recorran con los dedos nuestra piel
podrán leer en braille la crónica de nuestras cicatrices,
de los amaneceres en que mirábamos el techo de la tierra
desde la más profunda de las fosas abisales.
Si en la mesa de autopsias
abrieran en canal nuestra garganta
hallarían enredadas en las cuerdas vocales
palabras enquistadas
y un repertorio completo de melodías arcanas.
Miguel Herrero Villavieja.
Amaneceres Abruptos ©