Dailyn Arce

El día que te vayas

A ti mi amor, por ser lo más grandioso que me ha pasado…

 

Si nos alcanza el segundo marchito,

donde tu fuego se apague,

y se nublen mis penas,

cuando desistan tus fuerzas, quédate callado,

 y que me llegue la inconsciencia.

 Haz que se conviertan en rocío tus manos,

 que se queden conmigo

y que guíen mis pasos,

hacia el sendero que sigues,

más allá del ocaso.

Que muera contigo, el vigor de mis años,

y que no nos separe el adiós despiadado.

Guíame a la luz de tus ojos pardos.

Sola, sin verte, mejor ni pensarlo.

 

Si nos alcanza la balanza inquieta

 y el aguijón desnudo hiere tu pecho

ajena y dispersa me hallaré en el desierto,

con la fiereza de mis días lloviéndome desolada.

Si se inunda tu verbo, y faltan palabras,

quédate en silencio, con eso basta.

Haz que se transforme en bruma tu voz,

y condúceme a tu encuentro, para no decirte adiós.