Alfredo Saez

-El Malo…que no  sabía lo era-



No me has dicho Malaquías aún

cuál es el secreto y fétido refugio

de  tu vacua e insana hora del betún,  

ciega oscuridad de todo vil artilugio.

 

De qué huyes que el día es claro

y las corolas danzan sus pétalos,

floral gratuidad , desidia del avaro

en la  ruin asamblea de los malos.

 

No diste el abrazo al doliente

que su dolor volaba inconsolable

 y gozabas con la herida  tridente,

tan afilada punción irreparable.

 

Brotan de las sombras ficticias

dando pena el marfil de tu sonrisa,

 de nada valdrán falsas las  caricias,

tampoco el infortunio de la sacerdotisa.

 

¿Qué has hecho,  inicuo malvado?

tan natural que conduces tu deriva

desde ese cruel mandato enmascarado

falsamente redimido en obediencia debida.

 

Te ha resultado fácil justificarte 

en  pérfida ideología sin cimiento

que maléficos consiguieron hospedarte,

sin apremio, sin barato remordimiento.