Nelly Castell

Hablando en serio

Hablando en serio.

 

  Si debemos hablar de mi isla, hablemos de la realidad,

no cubrir diciendo, pensando que esos cocoteros tan altos

están pidiendo un abrazo al cielo, ni que las palmeras

lloran de alegría, cantándo a la guantanamera,

ni decir tampoco que el framboyán de mis sueños,

flores inmensas aún dan, que no han sido víctimas de una plaga,

o de la gravedad. No decir que la isla es en forma de caimán,

porque éste, de tanto adiós recibido ha cerrado los ojos y oídos

solo observa lo que es el descuido. No decir que las calles

son lavatorios de heridas, porque las miras, casi destruidas

por el abandono necesario, no me digas que en la Isla está todo normal

así como su entorno familiar si en cada mesa hay una silla por ocupar.

En sus calles para poner un pie hay que pensarlo. 

Ni tampoco que es icono pintoresco y transitorio de hechos mal

contruídos, tal vez por los mal paridos, de lo que es una pintura astral.

¡ Ay mi Cuba coloquial ! reparando ancestrales por llegar,

mientras hacen muñecos de barro en las catedrales de la Habana Vieja.

Si utilizas el pincel de Picazo, digamos entonces que a la Venus

no le dejaron por gusto sin brazos si no se sabe aun quién fue su creador

ni a quién le retribuyen su creación. La Venus de Milo exponente

de la sensualidad , belleza, y amor, de la desnudez, y de la fertilidad

no fue tatuada por casualidad, , rompe el oscurantismo del tema religioso

y amar es dichoso que vale la pena romper, no solo un papel, eso es fácil.

  Entonces el lienzo nos expresó una desnudez parada en una concha de mar...

si debemos hablar de mi Isla, no lo hagamos por hablar y digamos

con los ojos bien abiertos, por qué de la bella mujer jinetera y de los pingueros

 en ese malecón habanero...que nunca estará desierto, el mar es mar en todas partes

y a la Venus la pararon en concha de mar para ubicarla en su lugar.

  Si de mi Isla vas a hablar, pensemos primero, que de una mujer nacemos

y todo tiene una razón de existencia telúrica y los terrestres no son los únicos

con entrañas casi en todas las vidas, parecida a esa flor que no cura heridas,

aunque nos parece.   Para hablar de mi isla, ¡cuidado, mucho cuidado!

piensa primero, porqué de la jinetera y del pinguero, si en cada ser de mi tierra,

tragado en ese mar tan amplio, romántico y abismal de tantos por llegar

se hayan perdidos... Surgirán cipreses cautivos del sistema dictatorial.    

 

Continua...

 

  Nelly Castell