Moisés Sánchez

Ser dichoso con mi talento.

Aun estando sin ella puedo escribir,
aun soy capaz de bailar con mis dedos y el tintero,
sigo recordando ese placer de sentirme eterno, aunque sea un momento
de sentirme pleno y satisfecho, de poder hablar conmigo mismo y que la hoja sea mi testigo, sea quien ve como parloteo y me divierto, como fluyo feliz, y contento.

Aun sin ella, soy capaz de verme al espejo y saber que esto es lo que quiero, saber que por mucho tiempo que pase, ella va a hacerse de mis pensamientos, mis frases y si anda de atrevida de mis te quiero. Si, soy un hombre contento, un hombre que escucha Mozart y se siente libre, como un colibrí en pleno vuelo, como una nube cambiante, como un río, casi siempre grande, pero a veces pequeño…

Como yo, un joven imperfecto, con errores, que al momento de escribir, en las palabra no las pienso, solo las libero, las dejo salir de su encierro, las dejo respirar cuando escribo versos, una carta o solo pensamientos, salen desbocadas sin ritmo ni cuerpo, salen despiertas,
salen de unos dedos que fueron sus verdugos y carceleros,
por fin se burlan pues una vez en la hoja, jamás volverán a estar dentro, al menos no ellas, no esto que siento.

Por fin después de tanto tiempo, siento que vuelvo a mí, siento que puedo volver a ser feliz en mi presencia, en mi lucha, en mi cuerpo.

Si, sin ella aun puedo, y me debo disculpas por dudar de mi en todo este tiempo, por creer que no podía hacerlo, por sentirme derrotado, a pesar de eso, de estar sin ella, puedo respirar por completo…
A pesar de estar sin la señora inspiración, puedo volver a plasmar esto que siento, a darme rienda suelta, a ser testigo de mi talento del que tanto he dudado, del que tanto he subestimado, y del que tanto he alardeado.
No fue antes, no fue después, fue y es ahora, y eso es lo que me mantiene vivo, es lo que me da la razón de escribir sin ver lo que digo, sin importarme más nada que tomar esto como mi renacer, como mi siguiente oportunidad de creer en lo que soy, de contemplarme en el espejo de la vida y notar que el crecer y ser capaz de pedirme disculpas, me he hecho un hombre que no sabía que era,
me ha hecho ser pleno, ser dichoso con lo que tengo:

Ser dichoso con mi talento.