Vagando por aquel sendero
llamado olvido
me fui quitando de a poco
mis vestidos,
pero para borrar
tu huella de mi cuerpo
he de arrancarme la piel,
el corazón y los ojos.
Cuánto más giraré mi rostro
para ver lo que fuimos,
cuánto más temeré al futuro
y evitar un mismo destino.
Es tan difícil hallar
aquel instante
de infinita paz,
tan amargo olvidar
el amor impregnado
en este ser pesaroso
aferrado a tu recuerdo.