Aichi

LONUESTRO Y TUEGO

Ahorcaste a Lonuestro con la cuerda de TuEgo para evitar que algún día se suicidase sin tu permiso.

Lo estrangulaste hasta los últimos estertores, para después aflojar la soga, volviéndola a tensar cuando apenas respiraba de nuevo. Repetiste una y otra vez esta cruel tortura, convirtiendo a Lonuestro en un cuerpo atormentado, en una sombra martirizada que era antes de conocer a TuEgo.

No me quedaba otra opción. Hoy la he descerrajado un tiro en la cabeza a Lonuestro como a un caballo moribundo que no tiene salvación.

Y entonces TuEgo se ha difrazado de excusas, razones y motivos, para que no sientas ni culpa ni dolor, para sobrevivir sin que te atormente la muerte de Lonuestro.

Pero ámbos sabemos que cuando conozca a Lovuestro, TuEgo se quitará la máscara y de nuevo te susurrará al oído: \" mátalo \".