Pruden

Vacío...

Ay! cómo quisiera salir de esta mi mente en blanco

y de su incómodo silencio...

Miro por la ventana y un pueblo fantasma yo diviso

solitario y frio; yermo como la tierra en que se asienta.

Así es mi pensamiento: errante, atolondrado, ofuscado el cerebro.

Te busco entre los pliegues de mi corazón baldío

y sólo encuentro éso: soledad y silencios...

Espero un gorrioncillo que tan siquiera venga hasta mi ventana

a dejarme sus trinos para alegrarme el día

pero tampoco llega, pues un gélido viento varó sus alas

y el sello del silencio anida en su garganta.

Hasta cuándo el martirio de no verte, ¡qué larga es esta espera...!

Hasta cuando, mi niño, ¿hasta cuándo?