Pyck05

UN ROBLE CIEGO...

Un roble ciego
se alzaba con sus ramas
entre las sombras.

Tú le mirabas,
buscabas a sus ojos
sin conseguirlo.

Era tu amigo,
también tu confidente
y tu almohada.

En su costado
dormiste muchas tardes
con el nordeste.

Aquella brisa,
lejana de los mares,
fue tu caricia.

Ahora la extrañas
y extrañas hasta el roble,
que están muy lejos.

Atrás quedaron
los días de colores
y juventud.

Días de sueños,
de brisas y suspiros
bajo los cielos.

Y a todo esto,
un roble, medio ciego,
secó tus lágrimas.

Rafael Sánchez Ortega ©
14/06/20