Comerme a besos tus pensamientos,
tu piel erizada, tu alma flamante, tus humores,
tu congelación, tu exultación, tu sicalipsis...,
al tiempo que me abrazas el alma
y me desgarras el desasosiego y me muerdes el corazón
y me desnudas la castidad y me bañas en tu paroxismo.
Me impaciento ya por fundirme en tu fuego
que me deshace, me derrite, porque tú me ex ardiente citas.
¿Quién propiciará que todo sea factible?
Los nobles vientos de nuestro sino.
¿Quién nos dará certitud de nuestra indisoluble unificación?
La muerte, más allá de la corporeidad.
Porque vivir es amar, porque amar es sufrir,
porque sufrir es morir, porque vivir es morir.
Yo te amo, te muero, te vivo, te sufro...
Amarte es la quietud de mis sentidos,
la calma de mis temores, es el sosiego de mis frustraciones,
la tranquilidad de mis desconsuelos, la paz de mis deseos,
la serenidad de mi desesperanza... y eres tú, mi denuedo,
mi pujanza, mi brío, mi gallardía, mi voluntad... eres mi todo.