angelillo201

Orgullosa carne de cañón.

Esta carne destila un profundo olor a angustia por la que ha vomitado la vida.

Nosotros somos los de los cuerpos que han quedado tendidos en la línea de los sacrificios.

Si acaso se sobrevive en esta franja desplegada entre el reino de la vida y la muerte , y volvemos a la vida.

Si, si volvemos a la vida de cualquier situación hecha para morir, es para hacerlo sin honores ni ganas de seguir viviendo; entregando a otros lo mejor de nosotros para encontrarnos existiendo sin sueños y dormidos dentro un insomnio mortal.  El tiempo de nuestra vida ha ido desfigurando los planes. Ha borrado de la memoria cualquier recuerdo bueno, aunque fuera lejano de la infancia, para albergar una sola gota ternura y fe en la vida. Todo se ha secado, quedando supeditados  al anhelo del cañón toda esperanza que podamos recordar

Ansiosos como el enamorado por ser devorados por el fuego de los cañones, obedecemos a los planes a los que hemos sido destinados: ser destruidos corriendo hacia la muerte inútilmente.

Con ojos de carne de cañón hemos visto sin miedo la muerte y la vida. Saludamos a  la existencia planeada como un peón en el tablero de ajedrez, y a los hombres aniquilados como corderos por millares en un momento.

Así es como empieza la vida de nuevo.

Aniquilando con orgullo esta.

Así es como empieza la vida de nuevo.

Saltando todo por los aires de un cañonazo.

Más allá de la desmotivación y la emoción:

está la realidad.

Ángel Blasco.