Josue sz

El gran ciruelo

Los días pasan sobre ti como tus hojas,

te adornan de hermosura y en tus raíces se encuentra tu grandeza,

viejos pasos quietos son los que te acompañan,

tu boca ha probado el agua de los cielos.

 

Los vientos mesen tu pleno

y la melodía de las hadas promueve tu danza

gorrioncillos descansan sobre tu pecho,

al mirar satisfecho conmueven mi alma.

 

Todo se mezcla en un susurro infinito,

colmado de raíces en el firmamento.

 

Tus ojos muestran una lágrima,

o gran ciruelo!!, que es lo que te ha pasado??

veo que alguien maltrato tu cuerpo,

algunos de tus brazos han sido cortados.

 

Lloro también,

estoy triste,

alguien le hizo daño al gran ciruelo,

al árbol que con sus frutos nos bendice,

que con su sombra nos cobija,

y es cuna y casa de piquitos y alas.

 

Entre mis sollozos escucho la voz del gran ciruelo,

Una de sus hojas descendió sobre mi rostro,

lo miro atento,

su sonrisa es tierna y sus ojos flamantes, su voz…

la voz de los tiempos:

 

Has mirado mi sufrimiento y te has vuelto parte de él,

te compadeciste de un simple árbol,

de un simple montón de hojas ya secas,

pondré sobre tus ojos visiones del ayer

y una enseñanza brotara de esta tierra.

 

Así soy yo,

soy un árbol humilde

que a todo aquel que me visite

lo recibiré con mi sombra y mi protección.

 

Así soy yo,

por naturaleza yo me esfuerzo por dar frutos,

frutos ricos, jugosos, como mangar de reyes, 

para aquellos que tengan hambre y sed.

 

Así soy yo,

con mis hojas procuro dar aire y frescura,

aunque mueran con el tiempo.

 

Y también así soy yo,

aunque alguien mis brazos haya quebrado,

mis raíces haya lastimado

y sobre mi rostro el filo de su odio me hubiese cortado,

me esmerare en que mis ramas crezcan,

en que mi follaje sea verde y frondoso,

en que mis frutos sean maduros y jugosos,

para que todo aquel,

aunque me hubiesen lastimado,

pueda si así lo quiere refugiarse en mi sombra

y ser para ellos vida, sabiduría y descanso.