Con divina expresión, astrológica, conspirando revoluciones,
sacrificios de otros dioses y apariciones satánicas, educada
o edulcorada, cartaginesa con colgante coyar de colmiyos,
desgarradas prendas inútiles nada cubren sus pechos, su espalda,
su pubis poblado de un veyo ensortijado del color de las yamas,
la frente vertical inclinada bajo una diadema con la bandera que a su clan
representa, roja sangre coagulada, encima verde vida, negro
en el medio, estrecha línea sin final. Bien decisa, ambidiestra,
segura en su montura, un mamut, repercute, aligera carga y acelera
en la larga carretera, posesa por la absenta, sorda a la poesía.
Se la considera loca por la valentía y perdida en la adolescencia,
envidiosas, frías por deseos de venganza sembraron en su casa la cizaña
tras su partida hacia la guerra de la que ciertamente, mentira, ya no volvería.
Se fue sin siquiera calzar las sandalias, la prisa la espavilaba
y ardía sobre toda idea, ni se giraba, encaminada a la sangría
que la haría heroína y leyenda. Muerta ya, ida, qué importancia
irracional le daría a que algún idealista la mantuviera viva en su memoria,
eya sabía desde iniciada un día la división política que los parientes
intentarían, laboriosamente, disuadirla. Lo siguiente: tira de las riendas
y el bruto animal, bajo la extorsión del látigo, asesina firme a marfil.
El desenlace se conoce, lo que nadie sabe es si se la ha suicidado
la vida; la alternativa es mas macabra, que la fanática se haya vuelto
pacífica. Según la segunda respuesta a esta pesquisa no encontraría
nadie capaz de identificarla, pues nunca habla. Sin la rabia diosa
sería de otra cosa; divergente su rumbo a la destrucción, haría el Amor?