Alexander Vortice

FÁCIL Y HERIDO

Alguien pudo hacerlo pero nadie quiso

ayudar a aquel hombre de cigarro fácil

y rostro herido.

Dicen que solía tomarse su copa de ron

con ayuda de los desconocidos gestos;

aún me dicen que su mano temblorosa

era un giro de gatillo fácil y suicida.

 

Muchos pudieron ayudarle pero nadie tuvo

tiempo para ello.

Me aseguran que se voló los sesos del corazón

con tequila barato y pastillas para la tos;

dicen que sí pidió ayuda y luego,

supo la verdad de las cosas.

 

Alguien lloró con firmeza por él más tarde…

Maldita raza de víboras!