Eduh Siqueiros

EL TRIUNFO DEL AMOR (MOVIMIENTOS SEDUCTORES)

El fuego viviente entre las entrañas de la tierra activa la erección de la ansiedad.
Cuánto furor envolvente se haya contenido en el interior del volcán a punto de la erupción.
Lavas blancas recorren los canales entre los muros del arrabal, aquel que tiene los labios encendidos y sus comisuras humedecidas.
Diez dedos de seda agitaron el mástil erguido en la pasión efervescente.
En el confín de dos brazos un valle reluciente desciende.
Justo en el pináculo de cada uno de los alcores gemelos se contempla el erguimiento de suculentos monumentos; una deidad quiere demolerlos con los dientes.
Más allá de las llanuras una vertiente, fértil cavidad para la simiente.
El osado guerrero lleva un kraken en cada mano, los que de pronto se internan en el templo de Afrodita para rasgar su cúpula. 
En el mar, a lo lejos, una sirena grita y canta al mismo tiempo y es su sonoridad música exquisita.
La abeja se va y se viene en una danza de movimientos seductores sobrevolando el botón de una flor primaveral.
Ha sido inyectada en el centro floral -inflamado- la miel de la vida.
Y en un oscurecimiento repentino el día se expande al cosmos en la unión sideral entre la luna y el sol; en pleno lapso meridional, el eclipse total.
Al remontar el crepúsculo dos amantes se toman de la mano encaminándose juntos hacia un paraje arcano.
Ha acaecido nuevamente el triunfo del amor.