Karen Rod

Prender

Hay que prenderle fuego a la poesía
Y que arda la tinta
que se queme la pantalla
que huela a ceniza el asiento del letrado

Hay que abrir paso a la sabiduría
Y que se extienda la llama del verso purificador
que ocurra la alquimia de lo efímero a lo perenne
que el cuento se haga vida y muera lo que apesta

Hay que sacar la mano del bolsillo
Prestar el talento por unos cuantos pesos
Separar la maleza del ego que crece junto al oro
Prestar atención al arcoiris y dejar que el cielo florezca

Hay que regar palabras que laven el alma
Hay que hacer al poema a tu imagen y semejanza
Y si algún verso se desvía, hay que dejarlo ir
Nunca ha sido tan divino, ver correr un verso libre