Ney Bueno D.

Ayer

Ayer en un abrazo te sentí tan débil, te sentí lejano desde el zapato hasta la luna, entonces te apreté más fuerte. Eras mío , cuántas veces mentí que eras mío, aún el aire lo creía antes de ser viento, aún mi aliento lo creía antes de ser soplo.

Y hoy de pronto, después de pedirle a Dios que el velo descorriera, parte de una verdad se asoma ante mis ojos, ¿Que esperaba? Aún no sé, sólo sé que me acostumbré a ser eterna; a ser tu princesa y tu reina aunque hubiera días fallidos.

Aprendí a confiar como ciega, como ciega he caído y es profundo. No, no me rescates, nunca he necesitado a nadie para levantarme. ¿Si duele? Recuerda que soy faquir y a mí nada me daña.