Sentimos el calor de las miradas cuando el frío de la piedra se hace presente.
El gozo y el júbilo se nos niega mientras estemos.
Mi sangre les produce suspiros y los triunfos indiferencia.
Solo para que la idea de la retórica exista, existo, para que ella viva, vivo.
No por ellos o por mi, si no por ella.
Una vida contigo es ansiosa.
Una vida sin ti es pecado.
Bernardo Riande Guereque
17/05/2018