Luis Torres Veloso

Se ha apagado la luz

Se ha apagado la luz.

 

Toda la nada contenida en el vacío

se ha iluminado del silencio

de todos los silencios exhalados,

de todos los silenciosos latidos,

de todas las silenciosas preguntas,

de todos los silenciosos olvidos.

 

Oprimen el aire infinitos vapores

de pútridas voces de fantasmas,

en desacompasado oleaje espumoso,

contra los apresados muros de nada,

condensadas neblinas secas y saladas

convierten el polvo de la distancia

en agostado fango ajado.

 

Se ha apagado la luz.

 

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Sepultamos respuestas a preguntas no formuladas

en ese cementerio cercado por murallas de silencio.

Sin puertas, ni tan siquiera oxidadas y agarrotadas,

por las que entrar, por las que salir, sin resquicio.

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Todos los días descendemos a un espacio vacío

lleno de ecos de silencios y brillos oscurecidos.

Todos los días nos libramos de un encierro inseguro

al otro lado de amenazantes barrotes de filos acerados.

Todos los días abandonamos lechos al frío diario

rumbo a repetidos caminos enfangados y resbaladizos.

 

 

Abandonado por casi todo lo tangible

y abandonando por desidia todo lo demás,

sonreiré al recuerdo, lloraré por nada,

recorreré senderos imaginados desde el sofá,

aplaudiré representaciones vomitadas por la pantalla,

amaré a alguien con perfil de vocales y consonantes

y comeré de memoria, si quiero comer poco.

La eterna ucronía se puede dar por perdida.

 

Me quedaré entre las dunas de historias ajenas,

sin horizontes lejanos y con cielo limitado,

convertido en reconocido oasis reseco sin pozo,

lejos de rutas frecuentadas, fuera de todo mapa.

Soportaré diluvios de tiempo para dar herrumbre

a los amables momentos que se perderán

y daré lustre de silencio de costra impenetrable

a los desencuentros definitivamente olvidados.

 

Ahí queda el testamento irreal e inefectivo

de una fantasía ya inexisten, intangible,

nublada por vacíos llenos de avatares de nada.

Aquí emprende la marcha el imperfecto firmante

dando nuevo corte a la debilitada pluma raída

dispuesto a convertir composiciones en garabatos,

triviales, plácidos y nada trascendentes legados.