Yadira Castell de Oro

TRISTEZA TAMBIÉN ES BELLEZA

Tristeza también es belleza;

absoluta, sincera, azul de hielo,

violeta que pinta el alma,

la inmensidad en una sola lágrima

un pan tirado en la acera

llevado al óleo.

 

Tristeza es y no es belleza,

una niña de nueve, una mujer de treinta,

cuarenta y los tantos.

Un niño en condición de pobreza

es tristeza pura y puede convertirse

en un gran ser humano.

 

Una mujer en su belleza puede ocultar 

una gran tristeza.

Un hombre en plenitud que se dispara

en creatividad

también hace belleza de la tristeza.

 

Quien se reconoce en la belleza

de la tristeza, es sabio en su sentir,

toca azul de cielo y

mar profundo...en un grito

callado a todo pulmón.

Se asegura que pisa tierra,

que se está solo en sobrepoblado.

 

La tristeza no tiene precio

pero se paga; es firme pero

derrumba. No es bienvenida mas

derrocha arte y se agradece.

Sublima, engrandece, multiplica.

Es creativa.

 

Estar triste es estar presente,

vivir, sentir, perder y

ganar en fondo.

Sentir la propia humanidad en

el cuerpo del otro, del uno y del todo.

Saber de la temporalidad y de la

atemporalidad.

 

Tristeza es nacer, renacer, morir

en vida, querer no estar en la vida

misma que sostiene el sentir mismo

del cuerpo que se va pero se queda

y se pronuncia a su manera.

 

Porque si no está no siente

y si no siente, no es, no vive y

al no vivir no conoce

la belleza de la tristeza.