juanestrada

Improbable carta a un muerto

 

No sé para que

te escribo,

quizá como un arte de magia

que me permita verte de nuevo y

tomar juntos

el tinto que quedó pendiente.

 

Preparo una carta muda

en los lirios

que como ritual secreto

te ofrezco los domingos.

 

Escribo en el aire viejo

de la casa 

las palabras que marcan

el inicio de tu eterna ausencia:

una foto opaca,

una mueca sin color congelada

en el papel.

 

Me tropiezo con

el  aroma que te invoca;

intento atrapar

tu  fugaz presencia

como esperando que 

regreses de la tienda,

de la esquina,

del trabajo...

 

Te escribo en el viento

de agosto,

en la lluvia secreta

de esa noche de noviembre

y guardo la carta

en mis memoria, 

en mis tripas,

para entregártela

cuando vuelva a verte.