matias salinas

Noche de vino y delirios

Es triste anhelar lo inalcanzable, pese a la índole del ser, que es él ello de mi placer, el cual subsiste; por el sueño de un alma en apuro, culposo de tanta perversión que yace en mí, como un pequeño capullo, donde mi ser; aguarda sin pudor al no, más el delirio de mi joven olvido, el cual se siente atormentado; al no poder presenciar miradas, soñando a su vez con el rocío de una luz que vuelva a yacer sobre él. Pues a pesar de que el ya ha nacido, ha sido corrompido por la inequidad del olvido, por lo mismo, es prescindible llegar a olvidar a la musa que da vida a mi contrariada existencia, eso es sucumbir ante el olvido, tales pensamientos persisten al no tener prudencia del tiempo, el sentido de lo inacabable hace que caiga en un delirio falto de sentido, el cual; me forzó a sucumbir a la deslealtad de no querer un paraíso, la deslealtad a mí existir ha hecho que pierda fe en ello que profundamente tanto anhelo, mis emociones sucumben ante el hechizo, la ira daña mi razón, sucumbo ante el bloqueo, evitando que idealicé mi paraíso.