Anton C. Faya

𝗡𝗢 𝗧𝗘𝗡𝗚𝗢 𝗤𝗨𝗘 𝗘𝗦𝗖𝗥𝗜𝗕𝗜𝗥

No tengo que escribir...
Al alba, el horizonte se arruga en el rostro de los arboles, el sol, en su víspera llora escondido en los tobillos del bosque. Yo solo pienso en la princesa con su capa de cenizas que recién despierta.
¿Quién dijo que el mundo no se despereza en el dolor?
Y me lo repito, no tengo que escribir.
Los pájaros, escapando del espanto, vuelan hacia hogueras ardientes, fulminantes llamas los esperan. Impotente los miro. Luego regresan ilesos, exhaustos. Van a descansar a las frondas del bosque, encuentran allí la agonía perfecta de la tristeza.
Y mientras la desesperación es cierta, yo solo quiero acariciar a la princesa con la capa de cenizas, contarle de la fragilidad de mis poemas, saberla bien.
No tengo que escribir del tumulto de los quemados al crepúsculo que explotan sus escarapelas contra el muro y tiemblan de silencio. Asustados de los niños que fueron, espantados de la frustrada mascara que lograron ser.
Y si mi rostro es piedra ¿ Como haré sonreír a la princesa con capa de ceniza?
Si no me perdonan las aguas,
si no hay tregua en el duelo de mis huesos,
si no paro de beber la vida no cumplida
y la princesa con la capa de cenizas ya duerme.
Pues yo no tengo que escribir....
.
Anton C. Faya - Escritos