Fátima Aranda

Heridos

Las prisas,

que se habían ganado su fama

a pulso,

intentaron mal aconsejarnos,

pero hacía ya rato que el suelo

nos había dado la llave

del guardarropa.

Y es que el amor es lo que tiene,

siempre accede a empujones

por la puerta de urgencias

clavándote el pomo

hasta las mismas entrañas,

mientras que tú esperas,

afanoso,

que el golpe certero

te hiera de muerte.