#Nauro Torres

BESO ETERNO

 

“Por una mirada, un mundo;

por una sonrisa, un cielo;

por un beso…yo no sé

que te diera por un beso”

Gustavo Adolfo Bécquer

 

 

Cual gotitas de rocío en una Margarita

sudaban sus tiernos labios de doncella

vírgenes de un roce masculino. 

 

Los suyos a sabor de azahares

y los míos, a sudor. 

 

Fue en el tren del medio día,

ese gusano largo que trepaba

por las hondonadas y laderas de Santander.

 

Tren que nos juntaba unos minutos

y nos separaba, meses.

 

Fue un roce fugaz y angelical

 una fusión de inherencias,

una mutación espiritual.

 

Transcurrieron varios años

para compartir manojos de besos;

muchos años más, trabando dos vidas.

 

Unos creen que el tiempo es circular;

otros que es lineal;

otros que es cíclico;

y, otros que es espiral.

 

Lo cierto es que se esfuma

signando huellas indelebles

en quienes, aún recuerdan para sobrevivir.

 

Fue un beso anhelado, pero tétrico;

mustio por ser con el último suspiro

que emanaba de su cuerpo muerto.

 

En el primero, ella cerró los ojos

por timidez y castidad;

el postrero, fue lóbrego.

 

Vi como la muerte ahogaba

y abrazaba sin permiso;

la circulación de la sangre

desde sus pies de Juno

hasta la cabeza de Afrodita.

 

Moría en mis brazos;

sin poder evitarlo;

se esfumaba, sin mí;

 solo aparcaron la gavilla de sus recuerdos

y el lozano roció de sus besos.

 

Intenté atrapar con mi boca

y con mi ser;

su último beso;

pero sus labios de madre, esposa y amante

ya estaban muertos.

NAURO TORRES

2.020

D.R.A.