Robespier Alejandro

No se tema jamás...

No se tema jamás a algún tropiezo
Ni de éste tampoco se rehúya:
No en el suelo se halla lo sublime:
No se esquive jamás ninguna piedra:
No ándese jamás mirando al suelo.
Ándese entonces, alta la mirada,
Muy seguro de sí, muy firme el paso,
Mirando al cielo: vuelan las palomas
Y las aves todas por donde el aire
Siéntese más libre: ¡no van por tierra!
Ha de admirarse sólo a lo sublime:
El que sabe soñar y volar alto
Y trata siempre de alcanzar la cumbre,
Puede decir maravillosas cosas
De lo que ha visto a su constante paso,
Puesto que lo que ha visto, es, en fin,
Maravilloso; puede hablar de luz,
De aire, de estrellas, de luz de sí;
En tanto, otros, con el alma a rastras,
Esclavos de su paso y de las rocas,
No consiguen hablar más que del lodo.