Edel Vicente González Pérez

Noche de borrasca

Lo separó del rumbo,

la borrasca tormentosa;

noche insondable en el océano,

barco perdido en el mar.

 

La nave sin rumbo carga,

la nostalgia y la amargura;

murmurando sus temores

balanceada por las ondas.

 

En las manos caídas, el celular

silencioso, inerte entre los dedos,

sólo confiado a la bondad

de los dioses del destino.

 

Arrecia la borrasca en la fría

arrogancia de la noche,

y la ciudad se pierde

entre la oscuridad y el viento.

 

Remolinos de ansiosas palabras

instigan con dolor el miedo

que azota al pensamiento,

y la espera es tan notoria

que quebranta el corazón.

 

Una espesa niebla enmarca

el silencio de la calle empapada,

donde apenas una simple vela

alumbra la ausencia de sol.

 

Cuando… a la media noche

enciende luces, la mujer

de suspiro vehemente;

de suave caricia

y susurrar apasionado.

 

Y tras una cena frugal

se rinde la noche,

al calor de su llamado.