Limoneyes

Carta a mis difuntos III

Cómo me gustaría que me veas ahora en este preciso momento tan extraño que no lo siento mío. Hace mucho no escribía, hace mucho que no hablaba contigo, te pido perdón por eso pero es que a veces hay cosas que duelen y últimamente prefiero evitar el dolor, ya he tenido suficiente de eso y no me apetece tener más.

Eres, fuiste y siempre serás una de las mejores personas que ha llegado a mi, eres, fuiste y siempre serás mi ángel.

Los días pasan y pasan y yo solo te pienso, hay días en que te pienso más que otros, como cuando quiero un abrazo, cuando quiero un beso, cuando quiero un consejo, porque puede que esas cosas lo dé cualquiera pero nadie jamás y nunca lo hará como lo hacías tú.

Poco a poco ya he aprendido a aceptar el el hecho de que no estas, aunque a veces en mis sueños no parezca así, no parezca como si te fuiste para no volver... Poco a poco he aprendido a aceptar que la vida viene y va, que el tiempo que nos da el tiempo hay que valorarlo, hay que apreciarlo, porque cuando se va, cuando se nos acaba el tiempo, no existe máquina, no existe hechizo que lo haga volver atrás.

Agradezco a la vida, haberte conocido, agradezco a la vida, a la naturaleza, al mundo todos aquellos momentos y todo ese tiempo que estuvimos juntas, y no te preocupes que nunca olvidaré todo eso que señamos, todo eso que hablamos, y de esa manera nunca te dejaré morir en realidad ya que después de todo te mantendré con vida en mi memoria y en mi corazón, y en mis historias y poemas hasta el final de todos los tiempos.

Te extraño, te extraño muchísimo.
Te amo y siempre lo haré.

-Limoneyes