Rocío V-P.

A Sor Juana Inés

¡Oh! Juana, no hay vocablos
que acertadamente puedan
construir significados
de lo que has dejado huella.

Que no parezca imprudencia
ésta enorme osadía,
mas, tomaré consciencia
de la intrepidez mía.

Naciste en siglo anticuado
¡párvulo en sus maneras!
los Adanes dominando
el universo del planeta.

Tu intelecto halló sastre
en el estudio profundo
vistiendo ideas galantes
al dejarlas al desnudo.

Rutilante inteligencia,
comprendiste que en convento
para cultivar las ciencias,
Dios daría los instrumentos.

Clásicos griegos, romanos
conceptos fortalecían,
hasta en Latín letrado
demostrarías tu maestría.

Abundante sabiduría
¡conocimiento inusitado!
historia, arte, filosofía,
muestrario de tus tratados.

Comunión con Dios probaste
aspirando lidiar duelo
que cielo e infierno, sangrantes,
imponían en tu cerebro.

Tu mayor encomienda
nada fácil... porfía,
describir realidad, tarea...
¡altos retos hallarías!

Y, la misiva indiscreta
enviada a teólogo jesuíta
de nefastas consecuencias,
al despojo portearía.

Tantos libros dorados
¡enseres de mente y guías! 
sentirían tus tiernas manos
de ellas, mudarían.

Vasto, valioso legado
barrocas obras, poesía,
fué ulteriormente ultrajado
por la soberbia burguesía.


Si sólo hubieras creado
“Primero Sueño”, “Divina Lysi Mía”,
ya tu nombre habría escalado
los peldaños de ambrosía.

¡Oh, Juana! bizarría
que con llano atrevimiento
mi arrojo acometía
ceder señal de tu ingenio.

Gracias por tu legado
¡radiante, invaluable tesoro!
en mí quedará asentado
iré a aplicarlo con decoro.
 

 

Copyright©2010 Rocío Vega-Ponce