QUINSONNAS

ErmitaƱo (Soneto)

 

 

 

Volviéndome a tus ojos un extraño

obré con nuestro amor inconsecuente

y tarde y con plegarias, ya tu ausente,

suplico me perdones tanto daño.

 

Tras lágrimas y rezos de ermitaño

soporto mi dolor amargamente

y en vida penitencio interiormente

la falta que causó tu desengaño.

 

Marchaste de mi lado sin demora

dejándome un espíritu de asceta

después de colocarme esta sotana.

 

Un sayo de ocre tono visto ahora,

el hábito de un triste anacoreta

sin ver, detrás de ti, ningún mañana.