Rafael Escobar

\"EL BAZAR DE LOS HIPĂ“CRITAS\"

 

Caminando entre farsantes

llena de enorme esperanza

cubierta de gallardía

mi vida sigue su marcha.

Los cardos en el camino

jamás su fuerza amilanan

y siempre con porte altivo

y con alma de templaria,

caminando entre farsantes

mi vida sigue su marcha.

 

Corre en mis venas la sangre

de aquellas antiguas razas

que me legaron el ímpetu

de Diriangén y Atahualpa.

La pelea no rehuyo

ni tengo miedo a la parca,

soy lo mismo que pantera 

que campea en mis montañas;

corre en mis venas la sangre

de Diriangén y Atahualpa.

 

El valor y los principios

son de mi frente su tiara

y llevándolos con honra

serán siempre mi coraza.

Desde niño me enseñaron

la virtud de la templanza,

a ser hombre verdadero

y conservar ésta máxima:

El valor y los principios

serán siempre mi coraza.

 

Al destino no le temo

supero siempre sus trampas

porque llevo el estoicismo

que bizarría resguarda.

Es la existencia pradera

donde el que no laza ataja

y siempre pongo cuidado

donde se posan mis plantas;

al destino no le temo,

supero siempre sus trampas.

 

Para enfrentar con arrojo

la falsedad que nos daña

destruyo sin miramientos

de las mentiras sus aspas.

En mis actos yo conservo

el don de la gran confianza

que me brinda los vigores

que me sirven de muralla

para enfrentar con arrojos

de las mentiras sus aspas.

 

Siempre he logrado vencer

esa envidia putrefacta

que viene siempre vestida

de iniquidad y de infamia.

Mi triunfo siempre consigo

con voluntad, que es mi capa;

y con la fe inquebrantable

que llevo siempre en el alma

siempre he logrado vencer

la iniquidad y la infamia.

 

Por eso al fin de mi tiempo

pienso gané la batalla

porque llenas de experiencias

mis horas tranquilas pasan.

Aprendí con duros golpes

a conocer gente falsa

y no me dejo engañar

por una sonriente cara,

por eso al fin de mi tiempo

pienso gané la batalla.

 

Autor: Aníbal Rodríguez.