Leomaria Mendes

___Sentido a mi existencia___

Cuantas veces, me has levantado entre tus dedos humedecidos, elevando tus manos mientras frotaba el sudor de tu frente, frutos de aflicciones, por pensar que tu inspiración había huido de ti.

Cuantas veces me has mordisqueado, suave e intenso, hasta dejar las huellas de los dientes, o aún más allá…Como quitarme un trocito en desahogo, por la necesitad de destrozar algo, que no fuera tú mismo.

Cuantas veces me has usado, para plasmar tus emociones en inmaculadas hojas, para luego aplastarlas en el furor de tus manos, desechándolas en basurero.

Cuantas veces en mi compañía, hicisteis seres pensantes como tú, derramaren de sus lágrimas, a causa de tu capacidad de recrear el amor entre tus líneas.

Cuantas veces me has utilizado, para dibujar corazones como notas de amor, en amantes ajenas a tus capacidades, por tu carencia de jamás sentirse amado.

Cuantas veces me has usado para mentir, y hacer daño a alguien que no merecía, cuando ni siquiera te arrepentías, disfrutando de cada palabra hiriente, difíciles de curar y cicatrices imposibles de disimular.

Cuantas veces llorasteis mientras me usaba, para despedir aquel familiar inolvidable, que mientras vivía, nunca le habías dedicado una letra amiga.

Cuantas veces, te ha faltado valor en usarme, en la sinceridad de lo que sentías, o pedir perdón...

Tu orgullo te esclavizaba.

Cuantas veces despertándote en días de lluvias, me usabas para acariciar tus mejillas, mientras esperaba llegar las inspiraciones, que te abandonaban por minutos, en el agujero negro “a” que llamabas de hogar.

De que te servía, escribir palabras hermosas, cuando en la práctica, no eras capaz de verbalizar una siquiera letra de sinceridad.

Cuantas, y cuantas veces me has usado…

Y después de tantos momentos juntos, de tristezas y superficies de alegrías, no pensabas guardar algo de mí existencia, en aquel baúl de objetos importantes para ti, que guardabas en tu cajón favorito con llaves.

Para mí ha sido decepcionante pensar, que estarías dispuesto en usarme hasta extinguirme, sin ningún recuerdo de tu viejo compañero.

Recuerdo inúmeras veces, cuando te refería a mí como el favorito de todos. ¡Mentías!

Pero de todos los desprecios, lo que más me ha dolido, es que te has atrevido a usar mi último centímetro, para escribir tu nota de despedida, poniendo un punto final a todo, con la gota de tu roja sangre…

Y después de todo, ya no queda de mí ningún centímetro para escribir;

¡Eres cobarde, pero dabas sentido a mi existencia!