Cuando acabe el verano volveré a besar el rocío,
caminaré con las manos vacías a tomar el destino,
al mismo paraje que mis sueños inventaron,
a ese infinito lugar que mis ojos diseñaron,
el instante en que muere la absurda soledad
y encuentro sus labios desatando mi curiosidad.
Cuando acabe el verano, tomaré sus manos de seda
sus ojos tiernos como alborada serena,
de regreso a la libertad; adiós confinamiento
es hora de liberar este profundo sentimiento,
yacía atado a la oscura celda de la ausencia,
aislado de la realidad, ausente de su presencia.
Cuando acabe el verano la sinfonía de la brisa,
en sus cabellos una coreografía precisa,
su sonrisa la dulzura de mis ojos
el brillo de su mirada; reflejo de mis espejos,
su piel dorada como una tarde rubia,
rimara con sus palabras el susurro de la lluvia.
Cuando acabe el verano encontrare mis huellas
que borraron este encierro cercado por murallas,
florecerán los lirios por senderos de piedras,
lloverán sobre los campos frutos de almendras,
las rosas perfumaran las escenas de mi amada,
sosiego y romance dará a mi alma cansada.