VITRALES DEL ALMA

MI DIARIO: ¡DIVINO SATÉLITE!

 

 

 

 

Eran las tres y treinta y tres, cuando la luz fluorescente de la luna rosa entró por mi ventana.  No pude resistir su embrujo. Hechizada, descorrí el velo blanco,  y ahí estaba.  Tierna, dulce y candorosa como siempre. De un tajo alumbró sin piedad la totalidad de mi aposento.

 

 

 ¡Y la noche se hizo día!

¡Y el día se miraba lejos!

 

¡Divino satélite, cuantas veces y  sin motivo,  has roto el velo sacro de mis dulces sueños!

 

¡Apacible  tentación! ¡Alegría de mi corazón!

Deleitaste en un instante la razón de mi sinrazón. 

 

 

*Imagen tomada del muro de Mayra

Luz Marina Méndez Carrillo/04092020/ Derechos de autor reservados.