linda abdul baki

La bomba del deseo.

 

 

 

La bomba del deseo.

 

Deseamos esto deseamos aquello, Deseamos, siempre hundidos en el deseo

Cada día crece más y más y se apodera de nuestra alma y libertad

Y así se vuelve un insomnio sin final y esclavo sin parar

Luego nos agobia y nos deja mendigos de día y de noche

La conformidad se pierde por ningún lado la encontramos

La mente nos crea esos deseos, nos lastima, nos pega

Y nos hace pensar, hasta en llegar a ser presidentes para gobernar

Y cuando llegamos a la silla vemos que hay otro sobre nuestra cabeza que nos gobierna

Y sobre la cabeza de ese hay otro, y la mente sigue su juego sin parar

Y sobre la cabeza de ese otro esta el tiempo y el karma que es el único que gobierna

Y nos llenamos de codicia y nos alimentamos de mentiras sin escrúpulos

Y no nos interesa vender nuestra esposa para llegar al rango del más alto nivel

Y nos volvemos sonámbulos de caminos en caminos y en toda dirección

Sin poder parar el juego  del deseo que acaba con nuestra felicidad y nos hace esclavos

Solo con su divina gracia podemos terminar con esa bomba que es el deseo

 

Y junto a esto les contare una historia de los amados maestro de la india

Sucedió una vez que un amado fue a visitar a su Maestro y el Maestro quedo tan complacido que le dio cuatro velas, diciéndole: “Enciende una vela y camina en una dirección; cuando se cabe la vela, entonces cava en ese lugar. Debes quedar satisfecho con lo que encuentres allí; no camines en ninguna otra dirección. Pero si has de caminar en otra dirección, no vayas más allá de una tercera dirección. Y aun si has de ir en esa tercera dirección, por ningún motivo vayas en una cuarta dirección”. Entonces, cuando aquel amado llego a la casa encendió una vela y camino en una dirección. Cuando la vela se apago, el excavo allí y encontró unas cuantas rupias y  algunos objetos relativamente valiosos. Pero aquel amado no quedo satisfecho aun cuando su maestro le había advertido que no siguiera en otra dirección:; sin embargo el pensó: “ He encontrado unas rupias y otras cosas en este lugar, voy a ver que hay en la siguiente dirección”.

 

Entonces el encendió otra vela y se encamino en la otra dirección. Cuando la vela se acabo, el cavo en ese sitio y encontró unos dólares y otros objetos aun mas valiosos que los anteriores. El se puso feliz y sus deseos empezaron a ganar terreno. El pensó: “El Maestro me advirtió que no caminara hasta ese lugar porque sabia que aquí se encontraba un tesoro de mayor valor y por eso no quería que yo lo hallara. Tal vez tenga guardados objetos de muchísimos mas valor en la tercera dirección; entonces voy a ir a buscarlos”. El deseo iba en aumento en su interior. Entonces obedeció a su mente y camino en la tercera dirección, donde descubrió algunas joyas y objetos de mucho más valor. El se puso muy contento y de nuevo el deseo aumento. El dijo: “Bien, voy a ver que pasa también en la cuarta dirección; tal vez conseguiré mas riqueza allí”. Y a pesar de que tenia mucha riqueza por a ver ido en las tres direcciones, no estaba contento porque el deseo es tal que si uno tiene cien, desea mil, y sigue incrementándose cada vez mas. Así pues, el encendió la cuarta vela y se olvido de lo que el Maestro le había advertido. Camino en la cuarta dirección y cuando la vela se apago, cavo allí hasta encontrar bajo tierra una casa con una sola puerta. Cuando entro en la casa vio a un hombre allí parado que sostenía el techo con su cabeza y se veía muy confundido y agotado.

 

Entonces el amado que era iniciado del Maestro y que había ido allí en búsqueda de riqueza, le pregunto: “Querido hermano, por favor, dime si hay aquí algún tesoro” y el hombre respondió: “ Si hay mucha riqueza aquí. Pero no te puedo indicar donde se halla oculta porque tengo todo el peso del techo sobre mi cabeza. Si tu pudieras compartir esta carga y vinieras a ocupar mi lugar, yo estaré libre para indicarte donde se halla escondido ese tesoro”. A aquel hombre solo le interesaba obtener más riqueza y no se dio cuenta de que estaba siendo engañado. Entonces ocupo el lugar del otro hombre. Quien sabe cuanto tiempo este había permanecido allí, y al verse libre dijo: “Si hay mucha riqueza aquí; pero la obtendrás cuando llegue alguien como tu a relevarte”.

 

Así pues el deseo es algo que nunca se agota; sencillamente sigue creciendo y creciendo

El maestro nanak dice, son los deseos que mantienen a un hombre paupérrimo por siempre

El maestro nanak dice quien no posea deseos es un emperador

 

Con amor Linda

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