¡Ay mi adorado tesoro,
no es tu vínculo el añoro!
Un tesoro cobra vida
cicatrizando una herida,
como la mesa servida
mitigando el deterioro.
¡Ay mi adorado tesoro,
no es tu vínculo el añoro!
Es el mismo menester
con su brillo a establecer
el valor por merecer
y deducir el decoro.
¡Ay mi adorado tesoro,
no es tu vínculo el añoro!
Sometido al vituperio
presunto ostentoso imperio
determinado a criterio
de tu paridad al oro.
¡Ay mi adorado tesoro,
no es tu vínculo el añoro!
Menos la fastuosa estampa,
esa que tiende la trampa
como diluvio que escampa
o supuesto meteoro.
¡Ay mi adorado tesoro,
no es tu vínculo el añoro!
Corresponde a cada cual
estimar cierto el caudal
por su aporte natural
desembarazando el poro.
¡Ay mi adorado tesoro,
no es tu vínculo el añoro!
En el ruedo indispensable
como aparejo innegable
justiciero y responsable
para hacerle frente al toro.
¡Ay mi adorado tesoro,
no es tu vínculo el añoro!
Se cotiza la fortuna
por dar alcance a la luna
o erradicando la hambruna.
Como bautizado o moro.
¡Ay mi adorado tesoro,
no es tu vínculo el añoro!
@MucioNacud ©